martes, 17 de abril de 2007

Teoría y teoría de la Historia

Teoría y teoría de la Historia
Daniel Salvador González


Teoría.
En términos generales, una teoría es un conjunto de supuestos a partir de los cuales mediante ciertas reglas o razonamiento es posible deducir otros hechos. La palabra deriva del griego theorein, "observar". De acuerdo con algunas fuentes, theorein era frecuentemente utilizado en el contexto de observar una escena teatral, lo que quizá explica el porqué algunas veces la palabra teoría es utilizada para representar algo provisional o no completamente real.[1]
En ciencias, una teoría es un modelo, esto es, una infraestructura para el entendimiento. Una teoría científica se describe como un sistema abstracto hipotético-deductivo que constituye una explicación o descripción científica a un conjunto relacionado de observaciones o experimentos. Así, una teoría científica está basada en hipótesis o supuestos verificados por grupos de científicos (en ocasiones un supuesto, no resulta directamente verificable pero sí la mayoría de sus consecuencias). Abarca en general varias leyes científicas verificadas y en ocasiones deducibles de la propia teoría. Estas leyes pasan a formar parte de los supuestos e hipótesis básicas de la teoría que englobará los conocimientos aceptados por la comunidad científica del campo de investigación y está aceptada por la mayoría de especialistas.[2]
El término "teórico" utilizado para describir ciertos fenómenos, frecuentemente indica que un resultado particular ha sido predicho por la teoría pero no ha sido aún observado. Además, para que un cuerpo teórico dado pase a ser considerado como parte del conocimiento establecido, usualmente se necesita que la teoría produzca un experimento crítico, esto es, un resultado experimental que no pueda ser predicho por ninguna otra teoría ya establecida.
Los seres humanos construyen teorías para así explicar, predecir y dominar diferentes fenómenos. En muchas circunstancias, la teoría es vista como un modelo de la realidad. Una teoría hace generalizaciones acerca de observaciones y consiste en un conjunto coherente e interrelacionado de ideas. Asimismo, una teoría debe describir con precisión una extensa clase de observaciones sobre la base de un modelo que contenga sólo unos cuantos elementos arbitrarios, y debe realizar predicciones concretas acerca de los resultados de futuras observaciones.
Hay dos categorías de ideas que pueden desembocar en teorías: si una suposición no es respaldada por observaciones se conoce como una conjetura, en cambio, si es así respaldada, es una hipótesis. Muchas hipótesis resultan ser falsas y, por lo tanto, no evolucionan. Una teoría es diferente de un teorema. La primera es un modelo de eventos físicos y no puede ser probado a partir de axiomas básicos. El segundo es una proposición de un hecho matemático que sigue lógicamente a un conjunto de axiomas. Una teoría es también diferente de una ley física modelo de la realidad mientras que la segunda es una proposición acerca de lo que ha sido observado. El proceso de aceptar teorías, o de extender teorías existentes, es parte del método científico.

Teoría de la Historia
Para una breve pero puntual definición del concepto teoría de la Historia, es necesario aclarar qué se entiende por historia a la hora de teorizar sobre ella. Julio Aróstegui señala que debe hacerse una diferenciación entre la teoría de la historia en tanto que reflexión acerca del devenir y del tiempo, y a la teoría que emana del ejercicio de estudiar tal pasado, es decir, de la teoría de la historiografía:
Toda disciplina normalizada construye, por una parte, un cuerpo de explicaciones articuladas para definir el objeto al que dedica su estudio, en nuestro caso, a un trabajo de este tipo le corresponde el nombre específico de teoría de la Historia. Es la teoría que debe intentar dar una respuesta convincente a la pregunta ¿qué es la Historia? Constituye un saber sustantivo y empírico que trata de definir cuál es el campo de la realidad que el historiador aborda, […] a la reflexión sobre la naturaleza de lo histórico. Pero, en segundo lugar, existe orto tipo de teoría necesaria: la que intenta establecer no ya qué es la historia sino cómo se la conoce. A este tipo de trabajo lo denominamos teoría de la Historiografía. Trata de cómo se conoce la Historia y cómo los conocimientos obtenidos pueden agruparse de forma articulada en una disciplina de conocimiento. Su tipo de saber es disciplinar o formal.[3]
Para la presente definición dejo de lado el concepto historia en tanto que acontecer, y lo planteo en tanto que disciplina que estudia el pasado. La Historia, como toda disciplina que intenta elaborar y acrecentar un cuerpo de conocimientos sobre determinada materia, que representen algo más que un mero ejercicio de sentido común, necesita dotarse de algún contenido teórico. Una de las formas de estudiar a fondo la Historia es el análisis de su problemática, el desarrollo de su teoría. Más aún, sin el manejo de la teoría de la Historia no es posible actualmente hacer historia aplicada, pues ésta no puede existir sin fundamentos filosóficos, metodológicos y teóricos.
Los aspectos básicos a los que se aboca la teoría de la historia pueden plantearse a partir del tipo de conocimiento que proporcionan. En primer lugar muestra la multiplicidad de puntos de vista y la riqueza de panoramas y sectores que presenta el conjunto de la historiografía, su riqueza conceptual, su diversidad. Intenta problematizar acerca de las actitudes fundamentales propias del historiador, como lo pueden ser la adhesión a la verdad ‘científica’, al espíritu crítico y a la pretensión de intentar comprender la realidad. El método historiográfico es también una cuestión a dilucidar, pues aunque no se le puede plantear como una receta para el conocimiento del pasado, sí existen ciertos marcos y reglas para la investigación histórica. Sus vínculos con otras disciplinas del saber humano también competen al estudio de la teoría; para finalizar, entre otros planteamientos que le competen, podríamos destacar el de su inquisición acerca del carácter ético y social de la Historia.
Todas estas cuestiones que pueden caracterizarse como el conjunto de problemas corresponden a la teoría de la Historia, a partir de la cual es posible adentrarse en otras variantes de la disciplina historiográfica como su metodología, la historia de la historiografía, la didáctica de la historia, la filosofía de la historia, entre otras.

Enseñanza-aprendizaje del concepto a niveles escolares no especializados.
Debo confesar compartir una postura quizá pesimista pero no ingenua con respecto a la enseñanza y aprendizaje de algunos conceptos de naturaleza histórica a niveles básicos de la educación institucionalizada. Considero ocioso, por la muy probable escasez de frutos, el enseñar teoría de la Historia a niños y adolescentes de educación básica, y quizá también media básica. Cuestionaría la posibilidad de que dichos estudiantes pudiesen aprehender algo sustantivo al respecto; para acercarlo a su nivel de abstracción se caería en el extremo de banalizar los contenidos, haciendo de ello un intento fallido, insustancial e inconsistente.
Existen otros conceptos históricos de los que no dudo acerca de su conveniencia y posibilidad de enseñanza en sus niveles básicos, pero la teoría de la Historia implica contenidos y problemáticas que no corresponden a la capacidad aprendizaje ni a los intereses de los niños en educación primaria. Tal vez el panorama sea más favorable a nivel secundaria, pues los educandos comienzan a poseer ciertas nociones básicas con respecto a teorías de nivel científico, pues estas comienzan a enseñarse en sus demás asignaturas; creo que a partir de esta etapa educativa es posible enseñar a los alumnos que existe una disciplina formal y viva que estudia el pasado humano, y que de ello se encargan los historiadores, que el estudio formal del acontecer implica necesidad de metodologías de estudio e investigación, y que tal especie de conocimiento plantea problemáticas que le son propias, sin embargo reitero, para educación secundaria, todo esto puede plantearse sólo de manera elemental, rudimentaria.
Más que una posibilidad, la enseñanza de contenidos más especializados es obligada y fundamental a nivel bachillerato, pues en ésta etapa se desarrollan las capacidades cognitivas “preparatorias” para el nivel superior. El campo donde puede ser más fecunda la enseñanza y aprendizaje del concepto teoría de la Historia es a nivel bachillerato, para esta etapa educacional, los alumnos son capaces de comprender nociones más complejas; considero que a partir de este momento es posible introducir a los alumnos a las particularidades de la disciplina historiográfica.
Para el caso de la enseñanza-aprendizaje del concepto en cuestión, contamos un caso ejemplar: el del Colegio de Ciencias y Humanidades, [4] en cuyo Plan de Estudios (aprobado en 1971) se encuentra la asignatura Teoría de la Historia, que en sus inicios contemplaba un solo curso para impartirse durante el cuarto semestre. Se consideraba que el objetivo de esta materia era el de generar la capacidad de reflexión acerca de los contenidos fácticos de los procesos históricos estudiados en los tres semestres anteriores, con el fin de que los estudiantes ubicaran los problemas teóricos y metodológicos asociados con la ciencia histórica.
La experiencia docente a lo largo de la existencia del Colegio demostró la presencia de una confusión generalizada en torno a los contenidos de la materia, por lo que en el mejor de los casos se impartían algunos temas de filosofía de la historia y de historiografía, en una apretada síntesis que brindaba escasa posibilidad de realizar una adecuada reflexión teórica acerca del discurso histórico. En otros casos —los menos— el estudio de las principales corrientes del pensamiento histórico era sustituido, y por lo tanto desvirtuado, por la impartición de una visión esquemática de ciertas interpretaciones que, reclamándose como marxistas, en realidad ofrecían una visión catequizadora en donde lo enseñado a los estudiantes se consideraba como la única "teoría" válida para comprender el conocimiento histórico.
Actualmente la materia en cuestión continúa con el nombre de Teoría de la Historia pero se imparte en dos cursos cuyos contenidos son muy sugerentes, y en cierta medida complejos, pero no por ello imposibles de ser asequibles a los adolescentes y jóvenes de dicho nivel educativo. De esta manera, y en este caso particular, la aprehensión del concepto teoría de la Historia va más allá de su simple presentación implícita o explicita en un aula de historia, y se busca profundizar en la medida de lo posible en la problemática de la teoría y filosofía de la historiografía, poniendo énfasis en la discusión acerca de las posibles fronteras existentes entre estos dos campos del discurso histórico. La complejidad de abordar nuestro concepto en cuestión se ve reflejada en que para su enseñanza estén diseñados dos cursos semestrales en el Plan de Estudios del CCH, y cuyos alcances, creo yo, no son del todo satisfactorios.
[1] Enciclopedia Universal ilustrada Europeo Americana, Espasa-Calpe, Madrid, tomo LX, 1928, p. 1070-1083
[2] Ibidem.
[3] Aróstegui, Julio, La investigación histórica: Teoría y método, Barcelona, Crítica, 2001, 455 p., p 15.
[4] Para el estudio del caso se revisó la página www.dgcch.unam.mx/planest/sexto/6histo2.html

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